El conflicto

Durante varios siglos, el pueblo judío había vivido  dividido en varios países del mundo, especialmente por Europa, en lo que se conoce como diáspora. A finales siglo XIX y en un contexto de persecuciones sufridas por el pueblo judío en Europa del Este surge el sionismo. Se trata de un  movimiento nacionalista que postulaba la unión de los judíos en una sola nación que debía estar ubicada en Palestina ya que, de acuerdo con su tradición histórica, les pertenecía como herencia de sus antepasados que las habían habitado en tiempos remotos.

Desde el siglo XVI, Palestina había permanecido bajo la hegemonía del imperio otomano y estaba poblada mayoritariamente por árabes.

Inmerso en la Primera Guerra Mundial, El Reino Unido ofrece al sionismo la promesa de que les sería otorgado un territorio para que establecieran su región en tierras palestinas a cambio de su ayuda en la lucha antiturca. La victoria sobre los otomanos deja al gobierno británico con el control de Palestina en los siguientes treinta años en forma de Mandato de la recientemente creada Sociedad de Naciones (antecesora de la actual ONU). Los británicos ven en la colonización de Palestina por parte de los judíos europeos la posibilidad de disponer de un enclave estratégico que les permitiera, por un lado, controlar el Canal de Suez y facilitar su comercio con la India y, por otro, acceso al petróleo irakí. Por tanto, El Reino Unido se declara favorable a los planes sionistas de creación de un hogar nacional judío en Palestina.

Durante la década de los años 20, Palestina se mantiene relativamente tranquila. En 1933, Hitler llega al poder en Alemania. El incremento del antisemitismo hace que gran número de judíos se marche de Europa, teniendo Palestina como principal opción debido a las restricciones migratorias en los EEUU. La llegada a Palestina de estos colonos judíos con un alto nivel tecnológico y una enorme voluntad de pervivencia hace que los enfrentamientos con la población árabe (mucho menos desarrollada) vayan en aumento.

Hacia finales de 1937, los británicos empiezan a abandonar su apoyo a la idea del hogar judío puesto que buscan asegurarse la simpatía árabe en la situación prebélica que preludia la Segunda Guerra Mundial. Unas semanas antes de su estallido, Gran Bretaña publica el Libro Blanco; una nueva declaración que establecía que en diez años Palestina se convertiría en un solo Estado independiente gobernado en común por árabes y judíos.

Una vez ya concluida Segunda Guerra Mundial, la recién creada ONU aprueba un plan que establece la división Palestina en dos estados independientes: uno sionista y otro árabe. Jerusalén quedaría como zona internacional bajo el mandado de las Naciones Unidas. Este plan es aceptado por los judíos y rechazado de pleno por los árabes que amenazan con la guerra para defender la Palestina árabe.

El 14 de mayo de 1948, los británicos ponen fin a su mandato en Palestina y la abandonan. Un día antes, los judíos proclaman la independencia del Estado de Israel en su parte de territorio otorgada por la ONU en el plan de partición. Esta declaración provoca de forma inmediata el estallido de la guerra entre el nuevo ejército israelí y los árabes de Egipto, Líbano, Siria, Irak y Transjordania, que atacan el territorio del nuevo Estado sionista. Esta guerra es la primera de una serie de enfrentamientos armados en la región, se prolonga hasta 1949 y finaliza con la victoria de Israel que consolida su posición y obtiene más territorios que lo previsto en el plan de partición de la ONU.

La guerra provoca miles de desplazados en ambos sentidos. Los árabes de la zona israelí son obligados a desplazarse a las vecinas Gaza y Cisjordania y a otros países árabes más alejados, dando origen al problema de los refugiados palestinos que, todavía hoy, perdura.

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